martes, 13 de abril de 2010

Madrid - Helsinki



Tú eres Madrid

(introducing…)

Mi mejor amiga hizo Bellas Artes en Salamanca. Yo la conocí en Madrid, cuando montaba una exposición de fotos de tornillos que encontraba en el suelo de las ciudades que había visitado.

Me contó que era increíble las cosas que podías encontrar en el suelo si te fijabas; también me dijo que reconocía a las personas por el calzado que llevaban. Yo le dije que conocía a un chico que le pasaba lo mismo, pero al revés: sólo reconocía a las mujeres por su peinado. Medía dos metros diez.

Por alguna extraña razón la amable frase “Te llamaré” se tradujo días después en una llamada.

Yo acababa de llegar de Londres de la AIU y Madrid me parecía el sitio perfecto para empezar a buscarme (o encontrarme) la vida. Mi vida social se limitaba a un par de lejanos contactos de mis tiempos de estudiante.

Fuiste mi cicerone ideal de un Madrid que se me antojaba un caleidoscopio difícil de codificar. Poco a poco aprendí a amar esa ciudad como empecé a quererte; andando sobre ella y fumando a medias (como la canción) fuimos quemando barrios como barcos que nunca llegarían a ningún puerto. Aun así la ciudad parecía incombustible, se reinventaba a cada una de nuestras heridas.


Recuerdos los domingos viéndolos pasar en casas ajenas, con mi cabeza pensando pensamientos de otros.


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Me has escrito una carta a la casa de mis padres. No he podido evitar la taquicardia hasta que la he leído.

Sé lo que odias escribir.

Finlandia está demasiado lejos pare echarte de menos.

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