miércoles, 29 de septiembre de 2010

ATEX




En el principio había un agujero; y en ese agujero cabía todo yo, enterito.




Existen también espacios encerrados que se mueven y te llevan al otro lado del mundo. Entonces el sol se refleja en un cristal sucio de un hotel y amaneces en Nueva York; andas hasta que te duelen los pies y los ojos se te hacen más grandes y profundos, ves rascacielos haciendo funambulismo por la línea quebrada del cielo, RASRASRAS, tortícolis, ganas de quedarte, de descubrir sus secretos que apenas intuyes por sus calles mientras te tragas un hotdog de 1 $ con la habilidad de las grandes felatrices, te digo, llamándote Silvia Saint, sin que te importe: me llamas tu siempre cosas peores…



A veces, sin querer, me coges de la mano al caminar a mi lado, o al deslizarnos entre la multitud de algún club, apretando en ocasiones sin ser necesario; y te siento entonces sola y con miedo y luego confusa y alegre, cuando te das cuenta y me sueltas la mano, como si mi electricidad pudiera prender tu cuerpo de gasolina a base de malentendidos.




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3 comentarios:

  1. Jop, me has dejado muda. ¿Tan borde o deprimente era mi comentario? ¿No valía, simplemente, con que lo yo borrara y usted hiciera borrón y cuenta nueva?

    He tenido mis resistencias para hacer commets. Más que nada porque no se me ocurria nada inspirado que decir. Pero, en vistas del resultado, tal vez tendría que haberme cortado un poco más.

    Con su permiso, me retiro...

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  2. Brutal. Sólo falta saber que suena de fondo.
    Hablando de fondos, el telón rojo queda genial.
    Gracias por visitar mi humilde rincón.

    Nos leemos.

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